¡¡¡¡¡ NOS SUPERAMOS !!!!!

No tengo palabras. Ha sido muy emocionante. Esta mañana en clase hicimos recuento. Pero antes, cada uno hizo una estimación de los kilos que habíamos reunido en la operación kilo-litro y cada cual lo escribió en su pizarrita.

Paquete a paquete, introduciendo dato a dato, fuimos viendo todos en la pizarra digital cómo la hoja de cálculo iba arrojando un resultado total que no paraba de crecer e iba fulminando una a una todas las estimaciones, incluso las más optimistas. El ambiente de la clase rezumaba una expectación y alegría como pocas veces he sido testigo.

…60 kilos,...65,....70, esto va bien,...72 kilos ¡igualamos lo conseguido el curso anterior!... 73 kilos ¡NOS SUPERAMOS!, ..., 75 kilos, pocos esperaban tanto, ¿llegaremos a 80?... 79 kilos, pocos lo creían.... ¡¡ 80 kilos!! ¡UNA OVACIÓN RECORRIÓ LA CLASE!... 83 kilos, nadie había apostado por una cifra tan alta.... 85 kilos, increíble.... 88 kilos, qué cerca de noventa.... 89 kilos, no vamos a llegar .... ¡¡90!! LA CLASE SE VENÍA ABAJO, NADIE PODÍA CREERLO.... El resultado final fue unos alucinantes 91,136 kg.

De pronto, llaman a la clase. Era un niño y una niña con una bolsa medio vacía y un paquete de lentejas.

“Hola, que vamos por las clases recogiendo lo del kilo-litro”. Nos echamos a reír.

“Si sois capaces de transportar 91 kilos, adelante, mirad lo que tenemos aquí…”.

Tendríais que haber visto las caras de los dos pobrecitos. No esperaban tal montón de comida.

“No os preocupéis, ya lo bajamos nosotros”.

Así que, cogimos cada uno lo que pudo, bajamos, nos hicimos una foto para la posteridad y lo dejamos todo frente al despacho del director, que tampoco no pudo ocultar su sorpresa y satisfacción.

Volvimos a clase con el corazón bien lleno del orgullo de haber realizado una buena obra por los demás, con la seguridad de que, aunque no podamos verlas en sus casas, muchas familias podrán tener estos días de invierno, un plato caliente sobre su mesa. Muchos niños maraceneros tendrán su vasito de leche templada con galletas para desayunar, un regalo anónimo de niños como ellos.

Gracias de corazón por vuestro esfuerzo, familias. Aunque aparentemente no se note, habiendo dado a los demás también habéis dado mucho a vuestros propios hijos. Le habéis regalado una lección de vida que hará que sigan creciendo por dentro como personas de bien, como ciudadanos sensibles por su comunidad.