Caperucita Roja y el Lobo
Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
«¿Puedo pasar, señora?», preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando: «¡Este me come de un bocado!».
Y, claro, no se había equivocado:
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Roald Dahl
Ejercicio:
Inventa cuatro versos para
continuar el texto Caperucita Roja y el Lobo.
Estos fueron los 3 más votados por sus compañeros:
El lobo se disfrazó de abuelita
y esperó a que llegara su postre:
Caperucita.
- ¡Qué ojos tan grandes tienes, abuelita!
- Son para verte mejor, nietecita.
Cuando Caperucita descubrió quién era
el lobo se la comió como a una pera.
Entró el cazador y le abrió la barriguita
y salieron de allí la abuela y Caperucita.
Alejandro Sánchez
Cuando Caperucita llegó a su casa
Se encontró a la abuela bailando salsa.
- Abuelita, ¡qué contenta estás!
- Tengo un nuevo amigo con el que jugar.
Ha entrado un lobo buscando alimentos
y le he preparado dos platos llenos.
El que quería comer un bocado
se ha ido hasta con el postre tomado.
Carla
Un cazador le vio
y el lobo su error comprendió.
La corrida fue dura,
aún así, pagó factura.
Jarair
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